El debate en la portería del Sevilla parece irse resolviendo, y todo debido a un episodio de enajenación transitoria del guardameta Salvatore Sirigu, que con su codazo a Aduriz en San Mamés el pasado sábado fue expulsado, echó la última palada de tierra sobre las opciones del conjunto hispalense de puntuar en La Catedral y dejó a Sampaoli bastante mosqueado con el italiano.
Desde su llegada a la capital hispalense, el entrenador argentino ha ido alternando en la portería a sus dos guardametas, aprovechando también la jornada intersemanal, disputando en las cuatro últimas jornadas Sergio Rico los encuentros en el Sánchez Pizjuán y Sirigu los partidos como visitantes, en los campos de Eibar y Athletic de Bilbao.
Aunque el mensaje tras el encuentro fue el de exculpar al portero proveniente del Paris Saint Germain de la derrota, en el seno del conjunto hispalense no se explican como pudo ocurrirle esa cruzada de cables a un hombre que se le fichó por su experiencia.
Sirigu tiene pocas opciones de jugar ahora mismo y deberá trabajar mucho para volver a ganarse la confianza de Sampaoli y conseguir desbancar de la portería sevillista a su compañero Sergio Rico.
