Cuando Miguel Ángel Moyá puso rumbo a la Real Sociedad el pasado invierno lo hizo para arrebatarle el puesto a Gerónimo Rulli. Y no era de extrañar viendo el nivel que el portero argentino había exhibido durante todo el curso hasta su llegada. Nadie puso el grito en el cielo por su suplencia, y los rumores sobre su posible salida no se hicieron de esperar.
Pero Rulli afrontó el verano con la intención de borrar de su mente el pasado curso. Se puso manos a la obra para convencer al nuevo entrenador, Asier Garitano, que debía contar con él como portero titular. Muchos medios lo veían por encima incluso de un Moyá que le sirvió en bandeja el puesto tras lesionarse a pocos días del estreno liguero.
Afrontaba Rulli, con la titularidad asegurada, un partido clave para su futuro en la portería de la Real ante el Villarreal. Un equipo con suficiente dinamita como para bombardearle durante buena parte del partido. Pero sólo Gerard Moreno, con una de sus obras de arte, consiguió superarle. Tampoco pudo hacer mucho más por evitarlo.
Su actuación fue sorprendente. Sacó varias pelotas de mérito, se lució en otras y se mostró seguro por arriba, uno de sus grandes puntos flacos. Así, se ganó nuestro 7 de valoración, el de jugador revelación y el 10 en Biwenger. Su nivel sorprendió a propios y extraños, ganándose un sitio de honor en todas las crónicas.
Rulli no conseguía tal valoración en Biwenger desde hace año y medio, cuando cuajó un gran partido ante el Alavés en marzo de 2017. Una actuación con la que se reivindicó y con la que ganó papeletas para poder quedarse con la titularidad de la portería de la Real.
Justo cuando se hablaba del fichaje de otro portero, Aitor Fernández, y cuando más estaba en entredicho su continuidad. Una partidazo que a buen seguro hará subir su valor de mercado de tan sólo 1.000.000€, poniendo en jaque a aquellos que apostaron por Moyá. El primer capítulo de muchos por la portería de la Real Sociedad.