Aguirre deja en el banquillo a Assalé, Kevin y Carrillo. El técnico decide apostar por una alineación algo conservadora para tratar de frenar las embestidas de un Barça que sale sin Suárez y Braithwaite como titulares.
Opta por Guerrero en la delantera y prescinde de hombres puros de banda, tanto laterales como extremos. Más allá de Ruibal, busca contención en el centro del campo con Recio, Rubén Pérez, Eraso y Roque Mesa.