El Granada vivió su último partido en Primera División con unos primeros minutos que reflejaron su temporada. A los 8 minutos ya perdía 0-2, con un Espanyol que, a medio gas, lideraba Baptistao para solucionar el partido por la vía rápida.
Cuando se mascaba una nueva debacle en Los Cármenes, el cedido Andreas Pereira asumió galones para voltear las sensaciones iniciales y dar una nueva oportunidad al orgullo de su equipo. El propio brasileño marcó desde fuera un golazo que supondría el 1-2.
A partir de ahí los locales mejoraron mucho su imagen, pero con la sensación que ambos equipos se daban por satisfechos, salvo ocasiones aisladas. Tony Adams cerró el encuentra al quitar a Pereira, su mejor jugador.
Lo mejor:
La calidad de jugadores como Baptistao, Jurado o Pereira, que dieron color al partido.
Lo peor:
Los nervios y falta de intensidad de la defensa nazarí, que entró demasiado tarde al encuentro.
