Quizás no tenga tanto marketing ni tanto peso bajo los focos de los mass media como CR, Messi o Neymar, no acapara portadas, no tiene una línea de ropa propia ni una marca de hotel o perfume, pero los resultados y las estadísticas no mienten, y Antoine Griezmann lo ha demostrado con creces en el último año: subcampeón de la Champions, subcampeón y mejor jugador de la Euro, Bota de Oro de la Euro con seis goles, 2do mejor jugador de Europa y el alma mater del mejor Atlético de los últimos años.
Desde que fichó por el conjunto rojiblanco en la temporada 14/15 procedente de la Real Sociedad, Griezmann no ha parado de incrementar sus registros goleadores: en su primera campaña consiguió 25 tantos entre todas las competiciones, la temporada pasada 32, y en la actual ya lleva 4 en cuatro partidos oficiales disputados. Marca, sonríe, baila y abraza a sus compañeros; celebra como un niño en el patio del colegio, es natural, cae simpático, no se monta películas como otros jugadores. Griezmann siempre fue un delantero inteligente, un inventor de espacios, un descubridor de posiciones inhabituales, una angustia para sus marcadores, pero ahora, además, es muy efectivo ante portería, trabajador en defensa y, sobre todo, decisivo en los partidos importantes. El galo ya es un ídolo en el Vicente Calderón y seguirá sumando tantos. Nuestra previsión es que este año superará los de la temporada pasada, consiguiendo llegar hasta los 40 goles entre todas las competiciones.
Si el actual podio del fútbol mundial es un duopolio entre Messi y CR, Antoine no tardará en quitarle un puesto a uno de los dos, o como mínimo conseguir que ese podio se abra para un tercer candidato. Por potencial, resultados, influencia en el juego de su equipo, juventud y carácter, el fútbol le debe una al Principito.
