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El Villarreal–Atlético nos deparó el gran partido que todos esperábamos, teñido de color amarillo por un irreconocible conjunto rojiblanco que se descosió desde su sistema defensivo. En dos errores atrás de Tiago y Oblak llegarían los goles de Trigueros y Dos Santos (0-2), además los indeseados protagonistas colchoneros tuvieron que retirarse por lesión. Preocupante sobre todo el hombro del portero esloveno.
Y preocupante también la falta de espíritu de los del Cholo. Es cierto que en la segunda mitad tuvieron más presencia en el área de Asenjo, pero desde la sensación de que lo permitía un Villarreal con todo controlado. Con el paso de los minutos la rojiblanca se tiñó de pesadumbre y desánimo. El colofón llegó con el gol de Roberto Soriano en los últimos minutos, viva imagen de lo sucedido en los 90 minutos.
El Villarreal en su conjunto, liderado sobre todo por un impresionante Manu Trigueros que incluso rozó las cuatro picas.
El decadente estado anímico del Atlético, irreconocible respecto al equipo de temporadas pasadas.