Íñigo Pérez protagoniza un caso muy curioso. El centrocampista de Osasuna se retira como jugador y se marcha al Rayo Vallecano para ejercer como segundo entrenador de Andoni Iraola. A sus 34 años, pone fin a su etapa de futbolista y cambia Pamplona por la capital. Del césped al banquillo en tan solo unos meses. Acaba contrato con el cuadro rojillo el 30 de junio de este año.
Su papel ha sido claramente secundario durante esta última temporada: ha tenido participación en diez encuentros de LaLiga Santander, pero con tan solo cuatro titularidades. Su primera vez en el once se tradujo en su única diana del curso. Además, fue clave: los navarros vencieron por 2-3 frente al RCD Mallorca, que era un rival directo por la permanencia.
Ahora, afronta una etapa muy diferente en la que vivirá el fútbol desde otra perspectiva. Demuestra su intención por hacer carrera también como entrenador, o al menos como parte de un cuerpo técnico. Llega a un club que ha hecho muy bien las cosas y estará acompañado por uno de los preparadores españoles con más futuro en la élite. Íñigo Pérez, listo para transmitir todos sus conocimientos a los jugadores del Rayo Vallecano.
Torró renueva hasta 2027
Lucas Torró seguirá siendo jugador de Osasuna tras firmar un nuevo contrato que le vincula a la entidad pamplonica hasta el año 2027. El centrocampista es una pieza determinante para Jagoba Arrasate y el club también ha valorado esto para mantener por un lustro a una pieza clave en el centro del campo.
Su importancia en el cuadro rojillo está fuera de dudas, como demuestran tanto los números como las sensaciones. Ha jugado 33 partidos de la competición liguera, de modo que tan solo se ha perdido cinco, y ha sido titular en todos menos uno. Una única vez ha salido desde el banquillo, lo que demuestra que estamos ante un futbolista absolutamente indispensable. Se perdió dos jornadas por sanción, otro par por decisión decisión técnica y una por problemas físicos.
